Bajo tierra

Miles de preguntas arden
bajo tierra,
preparan la erupción.

Ya bullen, ya
se sacuden;
de combate provocadas,
pronto hallan los cráteres,
están por venir afuera,
no valen trabas.

Manos son y en las montañas
se alzan, manos de magma
toman las estancias.
No queda en pie trono
ni posesión ni usura algunos.

Suenan las preguntas,
chasquidos en los tímpanos de los estados.
Se recuerdan los nombres hostigados,
los desmembrados insepultos,
ocultos bajo lodo impune.
Se avivan los nombres en las voces;
pueden derruirse los muros de las prisiones,
pueden tomarse los tronos,
se diluyen las fronteras,
si se invocan esos nombres.
Ni cañón ni injuria, nada,
nunca habrá de replicar
esos nombres calcinantes.

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